Hace 38 años, tres años antes de la elección presidencial, sufrimos los mexicanos el temblor que mayor daño ha causado en términos materiales, pero, sobre todo, de vidas humanas en lo que entonces conocíamos como Distrito Federal.
En ese tiempo no existían las alertas sísmicas ni redes sociales, por lo que no se podía prever la magnitud del sismo, sus consecuencias y mucho menos, con que prontitud y eficacia iban a actuar las autoridades.
La idea generalizada después de días, semanas, meses y hasta nuestros días, fue que el Distrito Federal se levantó de las ruinas, gracias a la solidaridad de los mexicanos y la solidaridad de la comunidad internacional, no por la atención y prontitud de la actuación de las autoridades gubernamentales, especialmente, del presidente de la República.
La idea generalizada es que se tardaron en responder porque no sabían que hacer.
Aún ahora, no se sabe a ciencia cierta el número de vidas que se perdieron ese 19 de septiembre de 1985, pero si se sabe que fue el inicio del fin de los gobiernos hegemónicos del siglo pasado.
38 años después, el huracán “OTIS”, con categoría 5, pega fuertemente en la costa grande del estado de Guerrero, afectando seriamente varios municipios, especialmente, el puerto de Acapulco.
Ahora si existen elementos científicos para prever la magnitud del impacto, pero el gobierno estatal y el gobierno federal hicieron caso omiso y no emitieron las alertas, y por lo tanto, la población no pudo prepararse ni resguardarse.
Evidentemente, no hubo refugios preparados.
El presidente López Obrador, durante varias horas eludió su responsabilidad y solo alcanzó a admitir que no se conocía la magnitud del daño y que no había comunicación.
Claro, no había comunicación ni con la gobernadora morenista Evelyn Salgado porque hasta el jueves 26 de octubre no ha aparecido en alguna imagen que demuestre que se está atendiendo a la población afectada coordinando los operativos de protección civil.
Por su parte, el presidente, en unas imágenes que de verdad dan pena, se demuestra la indolencia de su gobierno y la irresponsabilidad en su actuación, al verse detenido en la autopista del sol, luego atascado en el lodo en un vehículo militar y luego caminando, de traje, en el lodo con el general secretario.
¿Nadie le informó que la autopista estaba cerrada por el impacto del huracán?
¿Nadie le informó de los daños causados?
¿Nadie le dijo que se tenían que emitir alertas para proteger a la población?
¿Nadie le ha informado del número de muertes en el estado?
¿Nadie le ha dicho del impacto económico causado por la destrucción?
¿Alguien le habrá dicho cuánto costará la reconstrucción del centro turístico?
¿Alguien le habrá comentado que para estos casos era el FONDEN con sus 27 mil millones que se robaron en 2020?
El gobierno de López Obrador está rebasado. La población de Guerrero se las va a cobrar.
Si 15 años antes, con un temblor empezó la debacle del PRI, ahora, a 7 meses de la elección presidencial, comienza la debacle política y electoral de morena y del obradorato.
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