El hostigamiento y el acoso sexual se manifiestan en insinuaciones no deseadas a través de comportamientos verbales o físicos de índole sexual. Estas prácticas reflejan formas de discriminación basadas en la violencia de género, construidas cultural e históricamente en las relaciones entre hombres y mujeres. El hostigamiento y acoso sexual, tanto en espacios públicos como privados, es reconocido como un problema que vulnera los derechos laborales, humanos y sexuales de las personas. 1
El pasado 20 de agosto, el director de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño (EAAD) del Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla, interrumpió una clase de la profesora de cátedra María N. y le solicitó que se presentara en una pequeña oficina en el edificio A1508. En ese espacio cerrado, también se encontraba el representante de “Talento”, Juan Manuel N., quien, con argumentos basados en una supuesta “previsión de conflicto de interés”, procedió a hostigarla para justificar la rescisión de su noveno contrato con la institución. Sin seguir un protocolo de atención ética o emocional, con una actitud violenta y sin permitirle razonar o presentar argumentos, se le negó la consulta del acuerdo, el derecho a recibir asesoría y, además, se desestimó cuando María expresó en voz alta: “Esto no es por conflicto de interés, esto lo hizo Álvaro N. porque me ha estado acosando y violentando”.
Durante esta tensa reunión, la profesora solicitó apoyo emocional y médico, pero fue ignorada. Como resultado, sufrió un ataque de ansiedad que le impidió caminar y afectó su visión en el ojo izquierdo. Algunas estudiantes y dos vigilantes la asistieron y la llevaron a la enfermería, donde fue atendida por un veterinario que le diagnosticó presión alta y le proporcionó agua y medicación para bajar la presión. La institución carece de protocolos adecuados de atención ética, personal médico capacitado y acciones preventivas ante posibles crisis emocionales que puedan impactar la salud a corto y mediano plazo.
El despido injustificado de María N., quien nunca firmó un contrato de exclusividad con el Tecnológico de Monterrey, oculta una acumulación de casos de acoso sexual y abusos hacia las estudiantes, los cuales estaba gestionando desde grupos de colectivas estudiantiles.
Las denuncias internas presentadas por las estudiantes a través de la plataforma Ethos – Lética2 (https://letica.mx/ethos?locale=es) relatan actos que van desde la cosificación de sus cuerpos por parte del primo del director de la EAAD, Rodrigo U. y del propio director, Omar N., con comentarios como “esa se puso mejor” y “este semestre están más buenas”, hasta insinuaciones físicas como abrazos lascivos, acercamientos pélvicos y besos cercanos a la boca. Las estudiantes han denunciado repetidamente la invasión de su espacio físico por parte de Omar N. y del profesor Álvaro N., de tiempo completo en la carrera de Arquitectura.
Además de este acoso físico, también ha habido acoso digital mediante mensajes y reacciones inapropiadas en las redes sociales privadas de las estudiantes, algunas de las cuales han sido filtradas.
¿Dónde comienza el conflicto?
El problema comenzó cuando la profesora María N. investigó el acoso en la EAAD tras un comentario inapropiado que Álvaro N., profesor de tiempo completo en Arquitectura, le hizo durante una conversación cotidiana: “Lo que tú necesitas es que te dé una buena cogida mientras te meto el dedo en el ano”. Ante este comentario, María N. decidió investigar más sobre las conductas de acoso que eran bien conocidas dentro de la escuela. Luego de distanciarse de Álvaro N., este le expresó en más de tres ocasiones frases como “Aquí corremos a los que nos tiran mala onda” y “Me vale que seas vieja, si te metes conmigo te parto tu madre”.
María N. reportó estos incidentes a través del mismo servicio de Ethos – Lética, pero el caso fue archivado como un “antecedente” para Álvaro N., ya que, según el servicio, no existían testigos o pruebas audiovisuales que respaldaran sus declaraciones. Esto hace obvia la protección y contubernio de Omar N. hacia su amigo y colaborador Álvaro N.
Al tratar de fortalecer su testimonio, María N. compartió los casos de estudiantes acosadas tanto física como digitalmente por Omar N. y Álvaro N. Sin embargo, al ver que la institución revictimiza y estigmatiza a quienes denuncian, muchas estudiantes decidieron no hablar ni denunciar formalmente, lo que ha generado un clima de inestabilidad, indignación y desconfianza en la comunidad. Hoy ambos profesores están frente a grupos en contacto con cientos de jovencitas de entre 18 y 23 años.
Finalmente, la profesora María N. manifiesta ansiedad situacional y miedo a que sus agresores tomen represalias contra ella o su familia. Asegura que las consecuencias en su salud derivadas de este despido injustificado han sido aún más graves que el impacto económico de la decisión ilegal y arbitraria. Además, destaca cómo Omar N. presume de su relación familiar con Miguel Ángel N., un exregidor panista, para sentirse intocable.
@ONUMEX
Mito: Si no hay contacto físico no hay acoso laboral.
Realidad: El acoso laboral de género no se limita al contacto físico inapropiado. De hecho, se manifiesta de muchas formas incluyendo comentarios sexuales inapropiados, chistes ofensivos, gestos sugestivos, entre otros comportamientos que crean un ambiente de trabajo hostil e intimidante. 3
- INMUJERES (2019). Protocolo de intervención para casos de hostigamiento y acoso sexual. México: Instituto Nacional de las Mujeres.
- https://letica.mx/ethos?locale=es)
- https://www.instagram.com/p/C_v7pL4PLtg/?igsh=YnZhaW5jOGpxaW5h
No olvides seguirnos en FACEBOOK, TWITTER y TIKTOK