¿Recuerdas a qué edad te dieron tu primer celular? Ahora imagina tener uno desde la infancia. Para muchos niños en México esta no es solo una suposición, sino una realidad. Es por eso que no debemos pasar por alto un fenómeno cada vez más presente como lo es el uso excesivo de dispositivos móviles en la infancia.
Según la más reciente encuesta ENDUTIH realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2023, de 97.2 millones de personas que usaban un teléfono celular, el 81.4 % tenía entre 6 y 11 años. Tan solo en comparación con datos del 2020, se tuvo un incremento de 6.3 puntos porcentuales con 75.1 %.
Dafne Reyes Jurado, madre y psicóloga de la IBERO Puebla, destaca que los dispositivos móviles pueden ser aliados en el aprendizaje de los niños en cuanto al lenguaje, memoria e incluso creatividad. No obstante, sin la debida supervisión y limitación de tiempo de acuerdo a la edad, la exposición a pantallas puede derivar en problemas emocionales, psicológicos y cognitivos, como la falta de concentración, sueño, retraso en el habla, problemas de socialización, así como adquirir comportamientos y repetir conductas de los contenidos que consumen.
“Hoy en día se puede encontrar a niños de 4 a 6 años dentro de redes sociales como TikTok consumiendo contenido que justamente es para un adulto… Aún no se ha encontrado una mediación, a tal punto que los mismos creadores de contenidos que tienen hijos toman la decisión de no permitirles el uso de dispositivos en la infancia”, señala la experta.
Para Dafne Reyes, el motivo por el cual se ha incrementado el tiempo frente a las pantallas en niños es por la falta de supervisión y porque los menores repiten patrones de sus hogares y entornos. “Si yo no puedo platicar con mi mamá porque se la pasa en el teléfono o en la tableta, voy a llegar de la escuela y voy a querer replicar los patrones que veo en casa”, afirma.
Por su parte, Edith Martínez Banfi, maestra de preescolar, concuerda en que la supervisión es la clave para generar un adecuado consumo de los dispositivos, así como el monitoreo constante sobre lo que los niños están mirando.
Desde su trabajo, han encontrado la manera de integrar estas tecnologías en lo que llaman “pausas activas”, en donde en un lapso de 10 minutos, ponen algún video interactivo con el que buscan reforzar los temas y festividades que están viendo en clase. Con esta experiencia considera que la edad ideal para que un niño comience a utilizar algún celular sea a partir de los 2 años en un lapso de 10 minutos.
La luz azul emitida por las pantallas es otro factor de riesgo, ya que altera la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. “Esto puede ser especialmente perjudicial para niños menores de dos años, que a esa edad están regularizando y estableciendo patrones de sueño […] Manda señales al cerebro de que aún es de día y no permite que tu cuerpo descanse […] Por eso, no es recomendable que usen dispositivos antes de dormir”, afirma Dafne.
La Organización Mundial de la Salud (2019) publicó un informe en donde alertaba sobre que los niños deberían de pasar menos tiempo sentados o tras las pantallas y, en cambio, jugar más para así crecer sanos. En el informe se destaca que es precisamente en la primera infancia cuando hay periodo de rápido desarrollo y una época en la que los modos de vida familiar pueden adaptarse para mejorar la salud.
Según la Academia Americana de Pediatría, los niños menores de 2 años no deberían tener contacto con pantallas y deberían priorizar actividades al aire libre y juegos tradicionales. En niños de 3 a 5 años, el tiempo de pantalla debe limitarse a una hora diaria, mientras que para los de 6 a 18 años, el límite es de dos horas al día. Además de evitar el uso de dispositivos antes de dormir, ya que afectan la calidad del descanso.
Para un uso responsable de la tecnología, los padres pueden seguir estas recomendaciones: establecer horarios claros para el inicio y fin del uso; supervisar siempre a los niños mientras están frente a una pantalla, y evitar depender de dispositivos durante momentos de interacción familiar, dando el ejemplo. También es útil investigar previamente aplicaciones educativas adecuadas para su edad, promoviendo así un equilibrio entre tecnología y actividades físicas o creativas.
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