La transferencia tecnológica permite que los descubrimientos científicos de las universidades lleguen a los usuarios públicos y privados, con el objetivo de aplicar el conocimiento en productos y servicios que resuelvan un problema en beneficio de la sociedad. Una muestra de este proceso colaborativo es el Biodiésel BUAP, que ya consumen usuarios externos, quienes validan su calidad y eficacia.
Este es el caso de Ángel Ortiz Selma, quien ya lo utiliza en sus camiones de carga y pipas. Al respecto, comenta: “el producto es bueno, mejor que otros biocombustibles que he probado, tiene mayor lubricación. Es de muy buena calidad, se ve más claro, porque otros vienen turbios o con más humedad, y el de la BUAP, no. La verdad no me arrepiento, estoy muy satisfecho. Si me siguen vendiendo, sigo comprando”.
Una ventaja adicional es el precio, al ser 30 por ciento más barato que los comerciales. Adicionalmente, su fabricación es totalmente ecológica, gracias a un proceso innovador patentado, que fue desarrollado en el Laboratorio de Catálisis y Energía del Instituto de Ciencias de la BUAP, por la doctora Griselda Corro Hernández y su equipo.
Si bien el biodiésel es una alternativa a los combustibles fósiles, en su producción se emplea electricidad para lograr altas temperaturas por largos periodos y así transformar los aceites en el producto final. No obstante, en el proceso de elaboración del Biodiésel BUAP se usa la radiación solar como fuente de energía para activar catalizadores creados por la investigadora. Es decir, se trata de un sistema único en el mundo que no requiere de electricidad.
Para fabricar el biodiésel se instaló una planta piloto, como parte del proyecto Conacyt-Sener 250014, ubicada en el Ecocampus Valsequillo, donde un reactor produce diariamente de 200 a 500 litros de biocombustible. Para obtenerlo, la proporción aproximada es: con 10 litros de aceite vegetal desechado en las cocinas, se pueden generar 10.5 litros de biodiésel.
La doctora Griselda Corro explicó que una vez obtenido el biocombustible, se somete a un análisis de pureza, de acuerdo con normas internacionales, a fin de garantizar que no causará daños al motor.
Nuevos usos con un mayor impacto ambiental
Biodiésel BUAP también puede ser empleado en los generadores de electricidad que sirven para cargar baterías de autos eléctricos.
En el país, casi 80 por ciento de la población vive en zonas urbanas, donde el congestionamiento vehicular y los altos niveles de contaminación del aire son una constante. México adquirió el compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, generados por el transporte, en 21 por ciento para el año 2030.
Para atender este compromiso se requieren soluciones multifactoriales, como el cambio de autos de combustión fósil por eléctricos, con la idea de reducir los gases contaminantes.
Las baterías de los vehículos eléctricos son acumuladores de electricidad recargable que alimentan sus motores. De ahí que, Biodiésel BUAP sea una alternativa de combustible para los generadores de electricidad, lo que se traducirá en un beneficio ambiental.
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